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flecha a la izquierda Volver Fecha: 1 de agosto de 2023

Yorladis Bassa: Multiplicando saberes en La Dulzura

Yorladis Bassa es oriunda del corregimiento de Guarumo, zona rural del municipio de Cáceres Antioquia, menciona que llegó a la vereda Isla de La Dulzura desde muy joven y se radicó allí con su familia por la oportunidad de tener un lugar propio en el cual vivir; desde entonces, y después de tener a sus dos hijas, conformar un hogar y haber experimentado tres desplazamientos forzados (dos de ellos por inundaciones y otro por la violencia que permea el territorio), menciona que su lugar en el mundo es La Dulzura.  

Yorladis hizo parte del Programa Hilando Vidas y Esperanza en los grupos dialógicos de sanación colectiva, su rol como líderesa comunitaria, y conciliadora de convivencia del comité conformado desde la junta de Acción Comunal, fueron indispensables para consolidar el éxito del programa en el territorio, ya que participó activamente en cada actividad propuesta, lideró los procesos en cada estrategia y movilizó a la comunidad a vincularse en las mismas.   

Actualmente, gracias a su participación en las Escuelas de Comunicación Noviolenta, donde recibió un entrenamiento para el afianzamiento de las habilidades y sistemas humanos al servicio de las relaciones en la vida laboral, familiar y comunitaria, se convirtió en multiplicadora y replicadora de estos aprendizajes en su territorio y en otras comunidades cercanas del municipio de Cáceres, además de haber sido escogida en varias ocasiones para socializar en espacios de formación y entrenamiento sus experiencias exitosas y de aprendizajes como participante de Hilando Juntos, lo que refiere la llena de orgullo y es de gran relevancia en su vida personal.  

Menciona que “A través del programa Hilando Vidas y Esperanza, pude aprender muchas cosas, a nivel familiar logré conocer mucho mejor mis emociones, y formas más sanas de relacionarme con mis hijas y mi esposo, y a comprender los comportamientos que tenemos las personas en situaciones de estrés y rabia. En la vida comunitaria, siento que lo que me aportó el programa como lección para la vida, es a unirme con mis vecinos, a compartir espacios de recreación, de trabajo en equipo, de conciliación y de gestión para avanzar juntos en el crecimiento de la comunidad. Me siento más confiada y con más herramientas y habilidades individuales y sociales que serán muy útiles desde mi rol como conciliadora de convivencia y como habitante de la comunidad, para conseguir el territorio de paz que merecemos los habitantes de la Isla”.

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